sábado, 5 de noviembre de 2011

Hamacas* bajo la lluvia

*(columpios)


Hamacarse en el parque mientras cae una fina llovizna puede ser agradable, pensó Elisa mientras daba impulso a su hamaca. Observó el cielo que comenzaba a oscurecer y las gotas de lluvia le acariciaron el rostro. Miró a su hermana Carina hamacándose a su lado, probablemente ella no se había dado cuenta de que ya se había hecho muy tarde.

—Carina —gritó Elisa para que su hermana la escuchara—. Está lloviendo.

Carina detuvo poco a poco el movimiento pendular de su hamaca y cuando pudo poner los pies sobre la tierra miró el cielo.

—No llueve mucho —concluyó.

—Ya es tarde.

Carina observó el parque, no había personas a la vista, las sombras de los árboles comenzaban a extender sus enramados brazos.

—Quedémonos un poco más —pidió Carina—, hasta que la lluvia se haga más intensa.

Elisa asintió, pensó que no estaría mal caminar a casa bajo la lluvia; observó a su hermana hamacarse cada vez más rápido y lamentó no estar del mismo humor. Carina la encontró cabizbaja y le preguntó desde la altura:

—¿Qué te preocupa?

Elisa contestó sin mirarla:

—Es esta lluvia.

—Pensé que te gustaban las lluvias, como a mí —dijo Carina sin detenerse.

Elisa suspiró y dejó que su mirada descansara sobre la calle y los árboles que la custodiaban.

—Sí, me gusta. Pero esta lluvia es extraña, el parque está asustado…

Carina detuvo nuevamente su hamaca y se levantó.

—Si querés, nos vamos ahora —dijo— no hace falta que inventes historias para intentar asustarme.

—No. No es eso —dijo Elisa hundida en su hamaca—. No sé qué es. Pero creo que ya nos tendríamos que haber ido.

Elisa miró nerviosa hacia diferentes direcciones y Carina siguió sus miradas. Estaban solas, nadie caminaba por el parque, la noche caía con cierta inquietud, las luces se habían encendido y hasta los vehículos habían dejado de cruzar por la calle. El viento sacudía la lluvia que caía insistentemente y la arrojaba contra los cuerpos de Elisa y Carina.

—¡Vámonos!—urgió Elisa.

Carina asintió e iniciaron su retirada. Atravesaron la cuadra diagonalmente, pero antes de que llegaran a la esquina el viento incrementó su intensidad. Las gotas de lluvia golpeaban sus rostros y las obligaban a cerrar los ojos. Decidieron cubrirse detrás de un enorme árbol hasta que el viento se calmara. El viento se convirtió en remolino y pronto las hermanas se vieron en el ojo de un remolino de hojas, tierra y agua. El centro del remolino creció hasta ocupar toda la cuadra del parque de manera que parecía imposible salir de él pues una muralla circular de tierra y viento lo envolvía.

—¿Cómo vamos a salir? —preguntó Elisa.

Carina la miró y pensó que sólo debían esperar a que todo se calmara. Miró hacia los bordes del parque donde el viento construía un cerco y entonces encontró las hamacas balanceándose sin que nadie las usara. Se sacudían con fuerza ganando grandes alturas.

—Vamos —dijo señalándolas.

Se acercaron hasta las hamacas con cuidado para que no las golpearan e intentaron detenerlas asiéndolas de las cadenas que las sostenían, pero sólo lograron alentarlas. Comprendieron entonces que la mejor forma de pararlas sería subiéndose en ellas. Fue difícil hacerlo mientras las hamacas estaban en movimiento, pero lo consiguieron. Cuando ambas estuvieron sobre los columpios pudieron contenerlas y entonces los árboles, el viento y la lluvia se calmaron. Mas cuando se levantaban, las hamacas comenzaban a balancearse con fuerza por sí solas y la tormenta regresaba  con intensidad, y sólo se calmaba cuando volvían a sentarse.


De vez en cuando, alguna persona cruza todavía por esa zona del parque, los que lo hacen dicen que hay dos muchachas sentadas siempre en las hamacas, atrapadas, que intentan convencer a quien cruza por allí que se siente en los lugares que ocupan ellas y contengan las hamacas para que ellas puedan escapar.

14 comentarios:

  1. He visto muchas personas así, en una prisión parecida, esperando que alguien les ocupe el lugar para ir a otro lugar,,,

    Un gran cuento, mostrás un talento prístino para generar ambientes; llegó hasta Bariloche la angustia de esa tormenta creciendo lentamente con una mancha sobre el parque.

    Un abrazo.

    Pd: También podría ser una posible explicación de las hamacas en Firmat, provincia de Santa Fe.

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  2. Jolin...sabes poner los pelos de punta!!!!Genial, creaste un ambiente de panico y miedo tremendo.Yo por si las moscas....no voy hoy al parque:):) Milll besitos

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  3. Anoche vine a leer, no me salía un comentario decente. Hoy toy igual.
    Qué lo pa...!!!!!Te pasaste!!!

    Saludo enorme, Emanuel. Un placer leerte, un disfrute total.

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  4. Un texto excelente Emanuel, aunque un poco tenebroso y claustrofóbico, el saber que no puedes salir de un cículo vicioso, aunque así hay muchas personas en el mundo, esperando que lguien ocupe su lugar para salir de ese columpio en el que se encuentran muertos en vida.
    Un beso.

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  5. Guauuuu!!! Qué tétrico el parque, he sentido la lluvia, el aire y el miedo! Víctimas de ellas mismas esperando con maldad que otros ocupen su lugar.

    Buenísima narración Emanuel, besos.

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  6. Tétrico parque, excelentes palabras. Un abrazo

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  7. ánimas perpetuadas en una dimensión que es la trastienda de nuestra vida,
    excelente!
    saludos

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  8. Genial, Emanuel! creas un clima de sugestión intensísimo, una expectación que va "in crescendo" de tal forma que es imposible dejar de leer (he visualizado perfectamente a las hermanas en el ojo del remolino de hojas, fantástica ésta imagen!)

    Te felicito!

    Un abrazo con sonrisa :)

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  9. Sigue dando muestras de su natural talento para la creación literaria, querido Emanuel, y ello nos hace sentir mucho más orgullo por sus letras.
    Lograda la atmósfera, animadas las protagonistas, los fenómenos se suceden alterando la calma del lector. ¡Gran cuento!
    Un abrazo.

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  10. Cualquier comentario que te deje sería mediocre, Emanuel.
    Fantástico, siempre que te leo me meto en el escenario que creas, en este caso miedo, pánico, terror y mucha tristeza al final.

    Un placer leerte.

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  11. Un estupendo talento para un gran cuento. Escribes maravillosamente. ¡Felicitaciones! Un abrazo.

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  12. excelente texto! me ha encantado..
    un abrazo!

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  13. Es asfixiante, muy asfixiante lo que acabo de leer. Te felicito...
    Carlos Morales.
    Ed. El toro de barro.

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  14. Qué emotiva foto con tu gran maestro, Emanuel, me encantó verla.. :)

    Enhorabuena siempre (a ambos)

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