Baila tu alma a lo lejos
aguardando por la mía,
y es sutil el segundo
en que sincronizan melodías.
Hay un árbol despierto
y una nube que vacila,
una rama es arrancada
y sus hojas tiritan
(yo formo tu nombre
con letras escondidas).
Y si tu alma me llamara,
la mía la escucharía,
pues tu silencio se disfraza
de banal coquetería
y en un susurro se pierden
dos noches y un día
de escuchar árboles cantando
y mirar nubes parecidas.
El instante de dos almas, cuando el silencio se quita el disfraz...un momento único.
ResponderEliminarSaludos muchos, Emanuel.
Me gustaría que conozcas el blog de Mony.
http://good-byememories.blogspot.com/
Celebro su andadura, escritor amigo, ese caminar desprendiendo de su entorno: la magia de un árbol despierto y una nube que vacila, ese escuchar en un susurro que se pierdan dos noches y un día, y ¡ver! Árboles cantando y nubes parecidas. Delicioso, don Emanuel, delicioso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lindo poema, me hizo recordar uno que hice hace un tiempito, titulado ¡Bailemos!.
ResponderEliminarUn cálido abrazo poeta.