lunes, 19 de septiembre de 2011

Botellas en el mar



El atardecer desplegaba su rojiza mirada sobre el mar agitado. Las olas se revolvían furiosamente intentando quizá retener ese cuerpo que Leopoldo y Tobías rescataban del mar y acercaban a la orilla. Estaban jugando a escribir mensajes en papeles que guardaban luego dentro de botellas transparentes para lanzarlas al mar, cuando vieron a la mujer ahogándose. Los hermanos depositaron el cuerpo sobre la arena y se dedicaron a observarlo. Era una mujer de edad madura, estaba descalza y llevaba el cabello suelto. Era evidente que se trataba de una mujer alta y para Leopoldo y Tobías que miraban la madurez desde abajo, arrastrar ese cuerpo hasta la orilla había resultado una tarea difícil.

Leopoldo siempre intentaba demostrar una seguridad afianzada en lo que se refería a temas marítimos, por eso tras aclarar la garganta aseguró con voz lúgubre:

—Está muerta.
Tobías asintió sin dejar de mirar el cuerpo, pero no compartía completamente la opinión de su hermano, pues él habría podido jurar que la mujer había abierto débilmente los ojos durante un breve instante mientras la sacaban del agua.

—¿Cómo podés estar seguro? —le preguntó a Leopoldo.

El muchacho interrogado miró a la mujer con aire doctrinal y sentenció:

—Por sus párpados. Están morados ¿los ves? Eso quiere decir que está muerta.

Tobías se acercó al rostro de la mujer y examinó minuciosamente los párpados. Era fácil notar la coloración que habían adquirido, lo que Tobías esperaba descubrir era algún breve temblor que le indicara que estaba viva.

—A lo mejor es como las botellas que lanzamos al mar y después llegan a alguna orilla —declaró Tobías.

Leopoldo asintió y agregó:

—Pero sin el mensaje adentro.

Tobías se separó de la mujer y mirando a su hermano le dijo con inseguridad:

—Yo creo que está respirando, todavía.

—Tonto. ¿Cómo va a hacer para respirar con los pulmones llenos de agua?

Tobías acercó la oreja a la nariz de la mujer todo lo que pudo sin tocarla pero no escuchó ningún escape de aire.

—Igual creo que está viva.

Leopoldo se molestó por la insistencia de su hermano.

—Vos si querés quedáte con este cadáver, yo me voy a cambiar de ropa.

Leopoldo se levantó y comenzó a alejarse. Cuando sabía que su hermano ya no lo podía ver caminó con las piernas y los brazos muy abiertos para que la ropa mojada no lo incomodara hasta llegar a su casa. Minutos después mientras bajaba a la sala con ropa seca, su hermano Tobías entró.

—Bueno ¿qué hiciste?

Tobías lo miró como solía hacerlo cuando estaba por decir algo sobre lo que no tenía seguridad.

—La devolví al agua.

—¿Qué? Así nada más.

—No —aclaró Tobías— le puse una botella entre las manos con un mensaje adentro para que quien la encuentre sepa que aún está viva.

13 comentarios:

  1. Es una historia muy bonita y tierna...aunque triste...
    Con la ultima frase, la que dice Tobias, es típica acción del razonamiento de un niño, pero menuda moraleja nos dejas!!! uffff, todos aquellos que no tenemos un mensaje dentro que transmitir....es como si estuvieramos muertos...podemos dar mil vueltas en el mar de la vida y arrivar a mil playas...pero nadie se quedará con nosotros si no tenemos nada que decir...PERO QUE BONITO!!!me ha encantado!!!1BESO.

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  2. Les podia haber dado a los niños por pedir ayuda en vez de dudar tanto. Es como decimos aquí, entre todos la mataron y ella sola se murió. No sabemos el mensaje de esa mujer en su vida, nació como murió desnuda.

    Muy bonito Emanuel.

    Besos.

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  3. Muy bonito.Y digo como Ion-laos, ya podían haber gritado hasta pedir ayuda!!!:):)La pobre...si no estaba muerta...ahora si que murió!!!!Un besito,precioso

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  4. Qué bello Emanuel, qué bello!, ese acto desmedido de fe en la vida contra las rocas de la lógica y la negación. Me ha gustado especialmente la forma en la que nos has emplazado a pies del atardecer, he podido observar a la perfección el oleaje de un mar enfurecido arañando un horizonte de fuego y la juventud de Leopoldo y Tobías “mirando la madurez desde abajo”. El final me ha dejado -como siempre- todo un zumbido en la emoción..

    Me ha encantado!

    Un beso y enhorabuena por el premio que vas a recibir, te lo mereces con creces! (cuánto orgullo siente tu maestro, cuánto!, yo soy feliz por ambos!)


    P.d- Y sí, yo también creo que bajo esos parpados morados estaba viva.. ;)

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  5. Excelente relato,tal como nos tienes acostumbrado. El análisis que hizo Metamorfosis es genial!!Creo que así es...podemos dar mil vueltas en el mar de la vida, que si no tenemos nada que decir,nadie se quedará con nosotros...
    Felicidades por el premio.

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  6. Otro de los misterios para mensajes en botellas. Mis felicitaciones con un final inesperado

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  7. Después de comentarios tan buenos más arriba me quedo sin palabras, pero te repito lo que siempre te digo, me encantan los finales que les das a tus relatos, nos mantenes expectantes siempre y eso es algo que me gusta mucho.
    Excelente relato, todos deberiamos tener un mensaje dentro.

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  8. Conmovedora historia, los mensajes debemos lanzarlos desde la seguridad...¿estaria viva?
    ojalá y cada uno de nosotros trasmitieramos mensajes al mundo
    Un abrazo
    Stella

    No me permite dejar mensajes desde mi cuenta, te dejo el nombre de mi blog

    blog Calzando sentimientos

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  9. No se si será el lugar, ni la manera, pero puedes pasar por mi espacio (huellas). Aquello va como parte de un reconocimiento y admiración.
    Abrazo

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  10. Si un día naufrago, espero que Tobías no esté en la playa. Le felicito ¡nuevamente! laureado escritor.
    Un gran abrazo.

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  11. Lo olvidaba, si ve a Michel dígale, por favor, que mi ordenador ¡está renegando de su dueño, tildándose a su sabor y antojo!
    Otro abrazo.

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  12. Me ha gustado tu relato.

    Te agradezco el que me hayas devuelto la visita.

    Volveré, porque me gusta como escribes.

    Un beso.

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