Es injusta la lluvia
si cae en mi jardín,
no merece mojarlo
si ya no estás allí.
Es injusta el agua
que lucha por borrarte,
es torpe su intento
y sabido desde antes
que no está en el suelo
la huella que dejaste,
está en mis ojos
que te vieron acompañarme.
Es injusta la lluvia
e injusta su pelea,
merezco que me moje
mas no que me hiera,
pues ya tengo una llaga
que sangra al verla,
que cuenta los minutos
acumulados por tu ausencia.
¡Plas, plas, plas -y más plas-! Viene la palabra anunciando, informando y transmitiendo al lector toda una historia de abandonos, despedidas y añoranzas. Leer y disfrutar su poesía es un sólo acto.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Una lluvia de ausencias y un jardín de espera...
ResponderEliminarPues a mí me encantaría poder escribir muchas palabras...
Saludos muchos.